Los griegos aprendieron de los egipcios, éstos de los sumerios, y aquellos de los atlantes; por lo tanto se trata de la actualización de enseñanzas antidiluvianas.
No morimos; simplemente cambiamos de cuerpo y de circunstancias, pero sin desligarnos de quiénes somos y cuáles fueron nuestras experiencias anteriores. Y es aquí cuando el conteo milenario del tiempo cobra sentido, ya que nuestra experiencia no se remonta a décadas, sino a miles de milenios.
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